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Sería difícil, tal vez imposible, argumentar que el concepto de lo Inconsciente no es relevante en la actualidad. El mundo moderno, bien dice Foucault, no puede ser entendido sin pensar en la inmensa huella que Freud y sus seguidores nos heredaron.

 

Si bien tiene antecedentes filosóficos relevantes y que el presente seminario intenta explorar a profundidad, “LO INCONSCIENTE”, su descubrimiento, sistematización e investigación, la debemos a un hombre: Sigmund Freud. De ahí, hay un cúmulo de colaboradores, cada uno notable en sus propuestas y variaciones: Jung, Adler, Rank, Ferenczci, entre otros.

 

Freud y Jung, ambos eran hijos de su tiempo y a la vez lo trascienden. Todo gran pensador, creemos, usa su marco teórico y epistemológico posible y, a la vez, lo amplía.

 

A diferencia de los tiempos en los que realizaron sus trabajos en la actualidad nos encontramos enfrentando tiempos de ruptura, en los que el espíritu de la humanidad lucha consigo mismo y por la supervivencia del planeta y la vida, enfrentando al hombre ante la fragmentación y ruptura de lo que se conoció como el “Gran Paradigma Occidental” o Newutoniano-Cartesiano (Stanislav Grof en Gallgos-Nava, 2001), lo que nos obliga a mirarnos y regresar hacia nuestras raíces teóricas, humanas y existenciales.

 

De tal manera, Freud y Jung deben ser leídos desde su tiempo, rescatando y actualizando sus conceptos fundantes al espíritu complejo de los nuestros: hay que leerlos, pensarlos y releerlos. Como el Quijote, su exégesis es infinita. Tal vez, como afirma Julien, a Freud (y podríamos agregar a Jung y a otros) hay que leerlo no como psicoanalista, sino psicoanalíticamente. Como dice Julien, “hay que leerlo según los procedimientos y las reglas de inscripción del inconsciente”. Esto es, viendo las limitaciones de sus planteamientos como un camino a seguir, pensar, elaborar y ampliar. Encontrando ahí una re-evolución sobre la mirada del sujeto, el inconsciente y más ambiciosamente el hombre, para sobrevivir psíquica y espiritualmente a estos oscuros tiempos de ruptura y crisis paradigmática que enfrentamos.

 

Y es que al psicoanálisis se le ha atacado y despreciado desde diversas posiciones, sin tener un conocimiento profundo sobre este. Se le ha criticado a nivel de filosofía de las ciencias (es pseudocientífico, dicen); en un mundo de inmediatez y en donde las ciencias cognitivas simplicistas parecen dominar, se le ha minimizado a nivel de su pragmaticidad (no es rápido en el tratamiento, aseguran); se le ha demeritado a nivel del empirismo (¿cómo palpar y tocar lo inconsciente, cómo estudiarlo?) (Palacio, 2016) sin conocer las investigaciones experimentales realizadas durante la primera década del siglo XX.

 

En un momento histórico fragmentario y convulsionante, que pide pragmatismo, cientificidad y rapidez vertiginosa, el estudio de lo inconsciente parece contracultural, aunque pensamos que en esta necesidad de lo humano, podemos encontrarlo a partir de una exploración profunda del alma del hombre y su simbolismo psíquico e insonceiente.

 

A pesar de todo, vivimos en un mundo cuya cultura no puede ser pensado sin el psicoanálisis. La noción de inconsciente ha permeado la filosofía y la literatura. En las facultades de letras se lee a Freud y a Jung. En el cine se ve psicoanálisis. El inconsciente es un concepto fundamental en los primeros semestres de psicología -a veces mal leído y enseñado, hay que agregar-. Grandes literatos toman a Jung, por ejemplo, para explicar la literatura comparada.

 

¿Y qué es lo inconsciente? Tan amplia ha sido la respuesta de los grandes autores, tan vasta su bibliografía y tan complejo su pensamiento, que nos parece justificado como mínimo proponer este seminario.

 

Este sitio pretende  ABRIR UN ESPACIO DE REFLEXIÓN TEÓRICA E INVESTIGACIÓN PERSONAL SOBRE EL INCONSCIENTE Y SU INFLUENCIA EN LA VIDA PSÍQUICA “NORMAL” Y “PATOLÓGICA” DE LOS TIEMPOS ACTUALES.

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